Nuestros amigos de Artespray, expertos en manualidades y bellas artes, conocen a fondo disciplinas artísticas como la pintura. Pero el arte es más que pintura, no en vano, la lista de artes, constaba de seis disciplinas, a saber la arquitectura, la escultura, la citada pintura, la música, la danza y la poesía. Hasta principios del siglo XX, la lista no se amplio a siete, siendo el cine, catalogado como el séptimo arte por el italiano Riccioto Canudo. Desde la antigüedad, las diferentes artes se contaban como seis, hasta que el cinematógrafo dio origen a este arte plástico en movimiento.
Considerando el arte como la “manifestación de una actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con una serie de recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”, según definición de la Real Academia Española, no es de extrañar que, el cine, culmine esa lista de disciplinas.
Resulta cuanto menos curioso que, su antecesora, la fotografía, sin la cual el cine no existiría, sea la siguiente de la lista en vez de la anterior. Conviene recordar en este punto que las artes son algunas más, aunque las citadas se consideran como las artes principales, siendo las siguientes menos reconocidas como tal. Entre estas otras disciplinas artísticas de menor reconocimiento, encontramos la citada fotografía, el cómic, el diseño gráfico, los tatuajes…
Volviendo a lo que nos atañe, el cine, tiene en relación con el resto de las artes principales que, son formas de expresión del ser humano. Estas formas de expresarse, buscan la manera de contar historias abstractas desde el punto de vista del autor. Desde la arquitectura hasta la poesía, todas, tienen una intención: conectar con el espectador y trasmitirle su mensaje.
El cine, como no podía ser de otra manera, siempre busca esta finalidad. Desde el origen en versión muda, hasta la era digital en la que nos hallamos inmersos y donde, el sonido, juega un papel fundamental. Los hermanos Lumiere, iniciaron su andadura de la mano de los grandes maestros del impresionismo. Seguidos por un Charles Chaplin acompañado de los artistas vanguardistas de su época. Desde Salvador Dalí y Alfred Hitchcock hasta Godard y Warhol.
Las múltiples relaciones que podemos encontrarnos entre cine y demás artes, residen en aspectos como la composición, la estética y el objetivo. Cada uno de ellos, requiere de su planificación previa y de una gran pasión en su ejecución. Debido a este aspecto tan relevante, es fácil comprender que los orígenes del cine, permanecen presentes gracias a todos esos grandes artistas que nos ha dado la historia.
Orígenes de la cinematografía
Pocas cosas han dado tanto fruto como el cine. Como arte, como espectáculo, como entretenimiento… el cine abarca tantos campos y aspectos que, pocos pueden resistirse a su magnetismo y atractivo. Desde sus orígenes, captó la atención del público. Magia e ilusión, unidas y siendo percibidas por el ojo humano, en movimiento. Parecía por aquellos tiempos, un alarde de brujería manifiesta en aquel café, en el que allá por mil ochocientos noventa y cinco, una locomotora parecía introducirse en el salón, causando gran pavor y desconcierto.
Mientras que en el siglo XIX, la pintura y la escultura, representaban la realidad con pasmosa semejanza, en el siglo XX, los hermanos Lumière, lograron percibir esos motivos de la pintura impresionista para inspirar sus películas. Aunque no solo fueron los Lumière, ni el cine, nació de su ingenio. Pero eso, es otra historia. Aquí, hablamos de como el cine, surge en todo su esplendor de la mano de estos dos hermanos que saben sacar todo el provecho a su innovación. Pioneros en la proyección de películas y en su rodaje, supieron conjugar el arte con el negocio.
Como disciplina artística, su nominación como séptimo arte, surge de que se trata de una combinación de todas las demás artes. Al menos, sabe combinar algunas de ellas de excelente manera. Pintura, escultura, arquitectura, música, danza y poesía, aparecen en cada película en mayor, o menor medida. Aunque realmente, podemos reconocer el cine como arte propio que, ciertamente, se embebe de las otras artes, pero que posee una influencia a nivel teórico, artístico e intelectual que no posee ninguna de las otras disciplinas por si mismas.
El arte, puede estudiarse desde tantas perspectivas y áreas de conocimiento que, indiscutiblemente, se ha ganado su séptimo lugar en esa lista por merito propio. Arte, lenguaje, sociología, antropología, ciencias políticas y otras muchas áreas de conocimiento, estudian el cine desde su particular perspectiva.
Del mismo modo que, para hacer cine es necesario poseer diferentes conocimientos en los que reposan los diferentes roles que conlleva la realización de una película. De tal manera que un director de arte, debe tener conocimientos de arquitectura, escultura, pintura y fotográfica o un guionista debe estar vinculado a las humanidades. En realidad, el cine, se trata de un arte multidisciplinar en el que entran todos o ninguno. El resultado final, depende de la correcta combinación de todas esas disciplinas.
De arte a industria
Podemos decir que si es el séptimo arte, tal vez sea la primera industria. El cine, constituye en la actualidad toda una industria que mueve miles y miles de millones. Genera muchísimo empleo y cuenta con una industria propia: la cinematográfica. Como bien sabemos, el cine es uno de los grandes pilares de la economía mundial, moviendo cantidades ingentes de dinero a lo largo y ancho del globo. En este sentido, hablamos de una parte meramente comercial que resulta inherente a este arte.
Sin embargo, la cinematografía, fue el movimiento artístico por excelencia del siglo pasado y, aunque hay que decir que no todo el cine es arte, no se puede obviar que, todo producto cinematográfico, posee una enorme identidad cultural. Podemos encontrar todo tipo de películas, malas, regulares, buenas, obras maestras… pero incuestionablemente, todas y cada una de las películas que se realizan, poseen un simbolismo particular que representa la visión propia del autor. A modo de dato curioso: solo uno de cada diez films, consigue tener éxito en taquilla y eso, a pesar que cada autor hace lo imposible por ofrecer productos de calidad que lleguen a todo espectador. Evidentemente, no es posible gustar a todos y menos, cuando de arte hablamos. Entender el universo personal de cada autor, no resulta fácil en determinadas ocasiones.
Igual que ocurre con la escultura, la pintura, o cualquiera de los otros artes principales, se trata de algo subjetivo que no todos, entendemos igual.
Retomando lo anterior, resulta comprensible que no todo producto cinematográfico, llegue a cosechar el éxito. La misma industria debe crear productos meramente comerciales que, aunque cuenten con mucho arte en su haber, no dejan de ser productos diseñados para su consumo y el mantenimiento tanto cultural como económico del séptimo arte.
La industria ha logrado capitalizar el arte de tal manera que ha sacado un doble beneficio: lucrarse económicamente de gran manera y llegar a cada vez, más público. Este aspecto no es del todo negativo. Tomando cierta perspectiva, la globalización ha conseguido que se pierdan ciertos de los valores que el cine promovía, eso es cierto, pero a su vez, a logrado mantener viva esa llama y, la atención del público es mucho mayor que la que tienen las demás artes.
Sin duda, se trata del arte más comercial y explotado, pero no deja de ser arte. No ha perdido su esencia de disciplina de disciplinas, arte de artes. Son muchos los autores que perviven en lo menos comercial y ofrecen productos más cercanos, de menor consumo masivo e intimistas. Apto solamente para cinéfilos en ciernes o afincados en la cinematografía más personal y genuina.
Las grandes producciones ganan la batalla, cierto es, pero es cierto por algo: el cine, nunca ha perdido esa esencia que hace que miles de personas se sienten en una misma sala para disfrutar de dos horas de trepidantes aventuras, historias que se cuentan con palabras, con imágenes, con gestos, con música… con arte.
Con el cine pasa algo semejante a lo que sucede con los productos artesanos. Podemos comprar una hogaza de pan en un supermercado y sabernos a gloria, nadie va a negar que este bueno. Pero no es lo mismo que acudir a una tahona de las que ya no quedan y comprar un pan de pueblo, hecho como el de toda la vida. Puede ir al cine a ver un blockbuster, diseñado para consumo de miles de personas y disfrutar de la película como quien más, como ese pan del super. Pero también, puedes ver una película de autor, con mucho mensaje, una gran fotografía y una dirección de actores, excelente. Ambas tienen cabida en el universo cinematográfico.
En conclusión, el séptimo arte, es la combinación de los otros seis que le preceden y de los otros tantos que le suceden. En la pantalla se entrelazan disciplinas que de otra manera no podrían funcionar. Plasmar las emociones y trasmitirlas de la manera más universal posible es uno de los objetivos primordiales del cine. Si nació con esa finalidad no lo sabemos con certeza, quizá, solo era un mero divertimento. La cuestión es que el cine, es el único arte, capaz de unir a casi todo el mundo.