La donación de óvulos a debate

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Diferentes noticias de plena actualidad han provocado que la donación de óvulos vuelva a ser debate en todos los medios de comunicación, pero es complicado debatir a favor o en contra de algo cuando aún no se tienen todos los datos. La religión, el anonimato de las donantes, posibilitar que mujeres de edad avanzada sean madres y ahora la denuncia de una mujer que asegura haber contraído enfermedades tras 7 fertilizaciones in vitro fallidas, hacen que esta técnica está más en boca de todos que nunca.

La religión

La religión, por supuesto, lo primero que te dice es que al donar óvulos estás donando a tus hijos, algo bastante ridículo si nos paramos a pensar en que cada vez que un hombre se masturba lo que hace es tirarlos a la basura según esta teoría, pero además añade que de todos los óvulos fecundados se utiliza uno, mientras que el resto se congela a 196 grados bajo cero. Puede que ese embrión congelado nunca salga de ese letargo y puede que sí lo haga, y en este segundo caso cabe destacar que es posible que muera durante ese proceso de descongelación ya que, estadísticamente, el 30% de estos embriones mueren. Acogiéndose a estas cifras, la religión añade, por ende, que estamos matando a niños no nacidos.

Lógicamente todo esto es cuestión de creencias y ante la Fe poco podemos hacer o decir los que creemos algo diferente. Ahora bien, no deja de ser irrisorio el rasero con el que se miden unas cosas y otras ¿no?

A mí también me causa risa pensar que una conocida mía asegura que es peligroso practicar Yoga porque, por un lado, el Yoga proviene del hinduismo y por lo tanto estás practicando una religión diferente que busca la iluminación y la unión con su Dios, y por otro lado asegura que esa unión con un Dios “falso” trae consigo la unión con algo que no es Dios y que puede ser otras cosas, como demonios, ya que muchos antiguos practicantes de Yoga aseguran haber estado poseídos en algún momento por culpa de esta práctica.

Personalmente yo lo que creo es que unido a la práctica del Yoga, muchos asiduos (que no todos) deciden tomar ciertos estupefacientes que les “ayudan” a meditar y, por lo tanto, acaban teniendo de todo menos posesiones.

Ahora bien ¿puedo yo intentar hacer ver esa apreciación mía a esa conocida? Pues lo dudo mucho, porque la Fe mueve montañas, y su Fe le dice que el yoga es peligroso y puede atraer a demonios que lleguen a acabar poseyéndote.

Pues son el tema de la donación de óvulos y la fecundación in vitro pasa exactamente lo mismo, da igual los argumentos de peso que les demos porque si su Fe les dice lo contrario no va a haber forma de hacerles cambiar de opinión.

Ahora la noticia aparecida en la publicación católica “Religión Confidencial” sobre una mujer que tras 7 fecundaciones y 11 inseminaciones asegura padecer o haber padecido enfermedades provocadas por dichos tratamientos, vuelve a poner todo en el punto de mira. Según sus propias palabras ha sufrido trombosis, tensión física y emocional, una patología del sistema inmunológico, miomas, dolores, etc. Y ante esta situación, algunos expertos abogan por la Naprotecnología.

Naprotecnología

Esta técnica no recurre a la manipulación de embriones, por lo que muchos católicos practicantes aseguran que es la única técnica válida para ellos, también llamada “Tecnología de Procreación Natural”. Se trata de un sistema de monitoreo de la salud ginecológica femenina a través del registro de una serie de biomarcadores a lo largo del ciclo de fertilidad de la mujer. Este sistema lo que ofrece es información para decidir los estudios complementarios que son necesarios en cada caso con el fin de llegar a un diagnóstico sobre las posibles causas de la infertilidad y qué días del ciclo de la mujer son los más apropiados para realizar esas pruebas.

Y digo yo, ¿y qué pasa si el problema es del hombre? ¿No notáis que está técnica cojea un poco? Tal vez la mujer no tenga problemas de fertilidad y sí los tendrá su marido, por lo que esta técnica serviría más bien de poco ¿no?

No obstante, además, aunque el problema sea femenino, en ocasiones no es posible subsanarlo sin la donación de óvulos. De hecho, hoy en día, uno de cada cuatro procedimientos de fertilidad se realiza con óvulos donados porque los óvulos de la madre no son viables, algo que la naprotecnología no puede solucionar.

El anonimato

Por otro lado, el Gobierno español se está planteando la posibilidad de que los donantes dejen de ser anónimos, tanto los de semen como las de óvulos, ya que la Declaración de los Derechos del Niño de Naciones Unidas define que se considera de fundamental importancia para el niño conocer la identidad de sus padres.

Obviamente esto traería catastróficas consecuencias en el número de donaciones. Tal y como aseguran en IVIDona, hay miles de donantes que no habrían donado, y miles de donantes potenciales que decidirían no donar, si es de obligatorio cumplimiento dar su nombre y apellidos a los niños y niñas nacidos de esa donación.  Esto, lógicamente, acabaría por bajar notablemente el stock de los bancos de semen y óvulos, llegando incluso a hacer listas de espera larguísimas en hospitales y clínicas de reproducción asistida, tanto públicos como privados, por la falta de donantes.

¿De verdad es tan necesario para los niños conocer a sus progenitores cuando tienen unos padres o madres que les dan todo lo que necesitan y les proveen de afecto desde el primer día de su nacimiento? Hay quien opina que sí, que es un derecho que no puede negárseles, y hay quien opina que sus padres y madres son quienes les han criado, y con eso les sobra.

Actualmente solo hay un supuesto en el que la clínica contactaría don el donante, y es en caso de que una grave enfermedad del niño pudiera ser tratada gracias a la genética de ese donante (trasfusiones de sangre, donación de órganos, etc.)

Y es que parece que este tipo de debate son van a cesar nunca, si no es por una cosa será por otra, así que ¿por qué no dejar que cada cual haga lo que crea que es correcto según sus convicciones y creencias?

¿Y tú, qué harías?

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