La persona con este síndrome siente ardor en la lengua, las encías, los labios, el interior de las mejillas o el paladar. Es una sensación de quemazón insoportable, es decir, como si hubiéramos bebido agua hirviendo. Este síndrome aparece de forma repentina, pero puede desarrollarse lentamente. Esta patología puede ocurrir todos los días o puede iniciarse por la mañana y durar todo el día, o aparecer y desaparecer, etc.
Además, del ardor el paciente pierde el gusto o adquiere un regusto metálico en el sabor de los alimentos. Esta patología no causa ningún cambio físico en la lengua o la boca.
El síndrome de la boca ardiente afecta en mayor medida a las mujeres, sobre todo, si son posmenopáusicas, fuman y tienen más de 50 años.
Esta afección puede durar meses o años, por lo que el paciente tendrá problemas para dormir o comer. Incluso, este malestar podría derivar en ansiedad o depresión.
¿Cuáles son las causas?
Existen dos tipos de síndrome de boca ardiente, primario y secundario. El primario es aquel donde no se pueden identificar las anomalías clínicas, ya que algunos estudios científicos han comprobado que se relaciona con problemas en el gusto y nervios sensoriales del sistema nervioso central o periférico.
Sin embargo, el síndrome de boca ardiente secundario se debe a una causa adyacente.
Dentro de estas causas puede ser por las deficiencias nutricionales, como falta de hierro, cinc, folato (vitamina B-9), tiamina (vitamina B-1), piridoxina (vitamina B-6), riboflavina (vitamina B-2) y cobalamina (vitamina B-12).
Puede ocurrir por las reacciones autoinmunes y alergias debidas a dentaduras postizas mal colocadas, que provocan reacciones inflamatorias. También puede ser por los metales utilizados en empastes y amalgamas bucales.
Otros factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta patología son los determinados medicamentos y los problemas bucales, como infecciones fúngicas (candidiasis bucal), liquen plano oral o lengua geográfica.
Algunos hábitos orales como un cepillado excesivo de la lengua, rechinar los dientes (bruxismo) o morder la punta de la lengua. Otras causas son el abuso de los enjuagues bucales, pastas dentales abrasivas o que el paciente toma muchas bebidas ácidas.
El reflujo gastroesofágico también puede provocar ardores en la boca, pero la mayoría de los pacientes sufren esta afección por el estrés, ansiedad y depresión.
Los síntomas
Los síntomas pueden desaparecer o presentarse con menor frecuencia, aunque no es una afección grave y los síntomas no producen ninguna lesión.
Algunos pacientes sienten alivio mientras comen o beben. Los profesionales de Clínica Beladent explican los síntomas del síndrome de la boca ardiente:
-Pérdida del sentido del gusto o sabores diferentes en la boca, como amargo o metálico.
-Una sensación de sequedad en la boca.
-Hormigueo en la cavidad oral.
-Una sensación de quemadura o ardor en la lengua, pero también puede afectar la garganta, paladar, los labios o encías.
Tratamiento
Si sientes ardor o dolor en la lengua, las encías o los labios, debes acudir a la clínica dental para que el especialista identifique la causa y desarrolle un tratamiento eficaz.
El dentista analizará la cavidad oral del paciente y puede realizar pruebas de alergia para analizar la alergia a determinados alimentos, aditivos o de algún tratamiento dental.
Otra prueba médica que es importante es una biopsia o cultivo oral, para analizar una pequeña muestra de tejido y examinar la posibilidad de que haya una infección por hongos, viral o bacteriana.
También es importante una analítica de sangre, para comprobar los niveles de glucosa o la función tiroidea. Con las pruebas salivales se analiza si el flujo salival es demasiado bajo.
El especialista puede comprobar otros problemas de salud a través de las pruebas de imagen, como una resonancia magnética o TAC. Puedes reducir el ardor si evitas los alimentos ácidos o picantes, el tabaco y las bebidas carbonatadas.
Si tienes estrés es importante que optes por el yoga o la meditación, porque el estrés también puede causar el síndrome de la boca ardiente y el bruxismo, es decir, el rechinamiento involuntario de dientes, especialmente en las horas de sueño.
«Se recomienda adoptar unos hábitos alimenticios saludables y realizar ejercicio físico para reducir el estrés y así evitar el bruxismo, pero lo más importante es acudir al dentista, que será quien recomiende el tratamiento más adecuado a cada paciente, para abordar cada problema concreto. Lo más habitual para tratar el bruxismo es el uso de una férula de descarga. Este dispositivo se usa para dormir y tiene como objetivo reposicionar los cóndilos y relajar los músculos de manera progresiva», informa el Consejo General de Dentistas.
Apretar los dientes puede llegar a producir alteraciones en el esmalte dental, dolor de cabeza, molestias en la cara, dolor al abrir la boca y la fractura de algún diente.