Mantener un coche a punto, una tarea cada vez más difícil

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Hoy en día, debido a la inflación y al aumento generalizado de precios en el día a día, mantener un coche a punto es una tarea cada vez más complicada. Esto se debe a que el precio del mantenimiento variará en función del estado en el que se encuentre el vehículo, el taller al que lo llevemos, las necesidades que se encuentren los profesionales, etc. Sin embargo, la realidad es que los expertos en la materia han podido establecer un precio medio para la primera revisión en la que se incluiría el cambio de aceite y filtros. Así, tras el primer año de vida del coche o 10.000 kilómetros, el mantenimiento en taller nos saldría cerca de los 220€.

Pero el tiempo pasa para todos, incluidos los coches, así que si subimos a una revisión cercana a los 50.000 kilómetros el precio medio se dispara al doble. Consecuencia del desgaste generalizado del vehículo si no se realizan mantenimientos preventivos como los que nos recomiendan los fabricantes pero que también debemos pagar. Así, en definitiva, el gasto del mantenimiento de un coche variará en función de cómo hayamos cuidado y conservado todas y cada una de las piezas que lo componen.

Pero ahora que ya sabemos el precio, vamos a comprobar en que partes nos gastamos este dinero.

  • Batería. Como bien sabemos, es la fuente de energía encargada de nutrir al motor y a los demás sistemas eléctricos. Con una correcta revisión se pueden evitar muchos de los fallos que afectan a esta parte tan importante, alargando su vida.
  • El alumbrado pasa por ser un punto clave dentro de la seguridad vial. Además de iluminar la vía, permite a otros conductores vernos, por lo que su reglaje debe ser el correcto para no molestar en la conducción. También deben presentarse limpios para que no afecte a nuestra propia conducción.
  • El mayor problema de los filtros surge con la suciedad que imposibilita su buen funcionamiento, ya que su misión es retener las partículas impuras que tratan de acceder a otras partes de la mecánica del coche. Los filtros a vigilar son los del aceite, combustible, aire y habitáculo. Una avería en alguno de ellos puede provocar fallos en otras partes, con el elevado dispendio que supone.
  • Todos conocemos la importancia del sistema de frenado como componente de la seguridad activa de un coche. Estrechamente ligados a neumáticos y amortiguadores, un fallo en cualquiera de ellos involucra a los otros componentes.
  • Neumáticos. Muchos de los vehículos de nuestro país circulan con los neumáticos desgastados, es decir, sin la profundidad de dibujo adecuada. Esta situación afecta, por ejemplo, a la evacuación de agua en superficies mojadas o días de lluvia. También son aspecto clave en la seguridad activa, por lo que debemos controlar su correcto inflado y su alineación.
  • Unos amortiguadores mal ajustados pueden provocar una conducción deficiente y poner en peligro a nosotros mismos y otros conductores. El estado de la carretera, la carga, un elevado número de kilómetros son factores que dañan y ponen en riesgo la buena conservación de este sistema de mejora de la conducción.
  • Correa de distribución. No hay mejor mantenimiento de la correa de distribución que reponerla en los plazos que estipula el fabricante. Recordemos que se encarga de acompasar los cuatro tiempos de un motor, de la apertura y cierre de válvulas y, también, del encendido de las bujías en los vehículos de gasolina y de la inyección en los diésel. Por tanto, no esperemos a que el desgaste de la correa sea demasiado elevado para cambiarla y que dañe también al motor ya que, en este caso, tendremos que acudir a los expertos de Mober para que nos sustituya el motor por uno reconstruido.
  • Estos líquidos tienen como función reducir y evitar el desgaste de las piezas del motor, además de refrigerar y acompañar a las partículas mecánicas hacia los filtros. Comprobar su estado cada cierto tiempo puede facilitar una mejora en las prestaciones del motor y su conservación.
  • Al igual que el lubricante, conviene cerciorarse de los niveles que presenta cada cierto tiempo.
  • Tanto el líquido como las escobillas se deben revisar con el paso del tiempo. Mientras que el primero tendremos el testigo en el cuadro de luces que nos avisará de un nivel bajo, en las escobillas debemos estar más atento porque su desgaste puede producir ralladuras en las lunas y agrietarlas.
  • Sistema de escape. El color de los gases de escape será clave a la hora de detectar un problema, pero quizás sea demasiado tarde y la avería pueda extenderse a otras partes del coche. La mejor opción es realizar visitas periódicas al taller para evitar mayores percances.

¿Cada cuánto tiempo debemos realizar un mantenimiento?

Como es lógico, cada modelo y cada marca establecen un calendario propio de visitas al taller con el fin de mantener el vehículo en buen estado. Es fundamental que se cumplan los plazos establecidos para que los controles puedan detectar fallos a pequeña escala y no vayan a más. Habitualmente, los primeros controles se realizan a los 10.000 kilómetros o al año, en los que se producirán los cambios de aceite y llenado de los depósitos de los limpias, refrigerante, etc. También la revisión de los frenos, el sistema hidráulico o la caja de velocidades. Un poco más adelante, a los 20.000 kilómetros deberemos conocer la alineación de las ruedas. Aunque, es posible que esta visita se adelante en función de cómo notemos el vehículo, si mantiene su dirección o tiende a torcerse. Las sensaciones del propio conductor jugarán un papel importante aquí.

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